Cómo el género construye barreras lingüísticas

El inglés es una lengua sin género. Bueno, algo así. Esta afirmación hace referencia a la falta de género intrínseco en el léxico de la lengua inglesa (todas las palabras, excepto algunos pronombres).  Para las personas que solo hablan inglés, esto no es un problema. Sin embargo, si esas personas quisieran aprender, por ejemplo, alemán o español o francés entonces… podrían toparse con algunos obstáculos en el camino.
Una oración sencilla como “I like the book” se convierte en “Me gusta el libro” o “Ich mag das Buch”. La palabra «libro» en inglés no tiene género, pero en español es masculino, y para complicar las cosas aún más, en alemán es neutro: ¡y neutro en alemán no significa “sin género”! En español hay solamente dos géneros: masculino y femenino, y esto se refleja no solo en ciertos pronombres sino también en artículos y otras palabras como adjetivos. Esto significa que todas las palabras en una misma oración deben tener concordancia en su uso. “The ball is small” se traduce como “La pelota es chica”, pero si decimos “The boy is tall”, debemos traducirlo como “El niño es alto”. Básicamente, se debe prestar mucha atención a los pequeños detalles en español, incluso cuando estos no eran un problema en inglés.
El alemán es diferente y, aceptémoslo, un poco más difícil  debido a su maravilloso sistema de casos. Sí, casos; ese término que no ha oído nombrar desde las clases de latín en la escuela secundaria ha vuelto para atormentarlo. Nominativo, acusativo, genitivo, dativo: ¡y  todas las declinaciones dependen del caso en el que se encuentren y de su género! Esto casi significa multiplicar por cuatro la dificultad del español. Pero una vez que lo entienda bien (debe memorizar, memorizar, memorizar), comenzará a asimilar las diferencias entre Die, Der y Das – femenino, masculino y neutro – y será capaz de reconocer qué palabras en alemán corresponden a cada género (y esto puede constituir una noción completamente diferente a lo que ya tiene incorporado un hispanohablante, por ejemplo).
Veamos algunos ejemplos para finalizar: en español, «un tomate» es masculino. Sin embargo, ¡en alemán es femenino! «Die Tomate». En español, «un libro» es masculino, pero como ya hemos mencionado, en alemán es neutro. En inglés, los sustantivos no poseen un concepto de género intrínseco, por lo que volver a aprender palabras, basándose en su género en los diferentes idiomas, afectará la manera en que ve el mundo y su sistema de pensamiento. Especialmente si va a aprender idiomas tan diferentes como el español y el alemán, lenguas romances versus un idioma germánico. Esto es como reconstruir la idea que uno tiene del mundo que lo rodea, de a una palabra con género intrínseco a la vez.