Cuando recibimos feedback del cliente

En el último artículo Consultas al cliente: un trabajo en equipo, vimos que muchas veces, el proveedor de servicios lingüísticos (PSL) necesita ponerse en comunicación con el cliente.

Ahora, ¿qué pasa cuando es el cliente quien necesita implementar cambios en nuestra traducción?

Cómo interpretar un feedback

Por empezar, es necesario destacar algo muy importante: sólo porque el cliente necesite o prefiera realizar cambios a nuestra versión traducida de su texto, eso no significa bajo ningún punto de vista que debamos tomarlo en forma personal. Este es un punto primordial a tener en mente si queremos conservar intacta la relación PSL-cliente. Es muy conocido que el orgullo del traductor suele verse afectado ante cualquier tipo de “modificación” que alguien quiera realizar a su traducción (de hecho, esa traducción es su creación y se siente, de alguna forma, dueño de ella). No obstante, como hemos dicho antes, no hay que darle a esta situación ninguna interpretación entre líneas. Si fuese posible comparar una traducción con algún objeto, podríamos decir que nuestra traducción es un traje, y que hay algunos casos en los que el cliente quiere algunos retoques –un poco más aquí, otro poco más allí– pero no por eso vamos a sentirnos molestos ni ofendidos de ninguna manera.

Cómo recibir el feedback

Bien. Ahora nuestro cliente nos comunica que, en breve, nos estará enviando el consabido feedback. Lo ideal es –en caso de que se trate de un cliente con poca experiencia traduciendo material – explicarle de qué forma queremos que nos envíe los cambios que desea, y con esto me refiero a que le pidamos que sea lo más claro y explícito posible. Yendo de nuevo al ejemplo del traje, nadie iría a su sastre a decirle que necesita que le ajuste algo porque no le queda bien, pero no sabe qué es lo que quiere mejorar del traje. Nosotros hemos hecho nuestro mejor trabajo a conciencia, y por ende, merecemos un detalle de qué hay que modificar y cómo. Ejemplo: en un documento .doc, el cliente puede hacer sus comentarios utilizando la herramienta Insertar > Comentario. Otra opción es que utilice la herramienta Control de Cambios dentro del menú Herramientas del Word.

Cómo incorporar el feedback

Una vez que recibimos el archivo comentado, no trabajamos sobre esa versión, simplemente vamos a usarla de referencia. Lo que vamos a hacer es buscar la versión entregada guardada en nuestro disco rígido, creamos una copia de esa versión y partimos la pantalla en dos para comparar en una mitad el archivo comentado y, en la otra, nuestro archivo enviado. Si tenemos la memoria porque hemos trabajado con alguna herramienta de traducción asistida, entonces en ese caso utilizamos la versión bilingüe del documento, cargamos los cambios a nuestro documento, a la memoria de traducción, guardamos una nueva versión de lo hecho hasta ese momento (solicitado y aprobado por el cliente). Luego, limpiamos el archivo y se le enviamos.

Qué hacer cuando no estamos de acuerdo

El cliente siempre tiene la razón. Hay veces en que tiene más razón que otras. En aquellos casos en los que nos encontremos con propuestas, comentarios, sugerencias que nosotros sabemos que no son correctas de aplicar para nuestro texto, nos comunicamos con él y se lo comentamos. No olvidemos incluir (siempre por escrito) todas las razones bien explicadas de por qué no recomendamos incluir esos cambios. Si aún así insiste en que quiere utilizar tal o cual expresión o giro, término, etc. que consideramos inadecuado, entonces lo incorporamos, pero al momento de entregarle nuevamente, le adjuntamos nuestro comentario recordándole que la inclusión de X ya no está bajo nuestra responsabilidad.

Recordemos que el cliente acude a nosotros porque necesita nuestra asistencia y/o asesoramiento lingüístico, pero no son pocos los casos en que, para pesar de muchos de nosotros, recurren a un tercero (muchas veces, incluso a un familiar que “habla un poquito de ambos idiomas o es bilingüe”) y viene con correcciones disparatadas, que nunca podríamos haberle recomendado a nadie.

En cambio, cuando las correcciones son de estilo, somos nosotros los que vamos aprendiendo (aprendemos a conocer al cliente, sus gustos y sus preferencias), y así vamos adquiriendo nuestra ventaja competitiva y marcando la diferencia en el mercado.