¿Traductor generalista o traductor especialista?

Una vez con el título en mano, el traductor se le abre un interesante pero a veces abrumador abanico de posibilidades. Además del gran dilema de conseguir un empleo fijo o trabajar de manera freelance, se presenta otro igual de importante: ¿centrarse en un campo específico o «picotear» un poco de cada uno de ellos? Es claro que no hay una sola respuesta y que todo dependerá de varios factores: los intereses del traductor, su personalidad, el panorama laboral actual, etc. Intentaré a continuación plantear algunas cuestiones respecto de ambas opciones.

Es innegable que en un principio de su carrera, el traductor será generalista en la gran mayoría de los casos. Esto tiene la gran ventaja de que le dará acceso a una mayor cantidad de trabajos (algo vital para el traductor freelance) y le posibilitará un aprendizaje sobre todos los campos habidos y por haber. El éxito de su trabajo dependerá de su versatilidad para adaptarse a temáticas muy distintas de manera casi diaria. Las almas inquietas se sentirán más a gusto con esta opción: no habrá tiempo de aburrirse encerrándose en un tema particular porque las opciones son infinitas.

La otra opción es especializarse en un campo. Con el tiempo, uno podrá encontrar que se siente más cómodo traduciendo algunos tipos de texto más que otros. Si se ve reflejada en la calidad de la traducción, esa comodidad podrá traer aun más trabajos similares. Especializarse en un campo específico implicará entonces aprender todo lo posible sobre él en particular. En este caso será crucial la elección del tema: tiene que ser algo que nos guste lo suficiente como para dedicarnos a él durante un buen tiempo, y en lo que nos movamos más como un pez en el agua. Hay también algunas contras: perder el contacto con otros campos nos hará perder un poco de esa versatilidad mencionada previamente, y es probable que todos los trabajos terminen pareciéndose demasiado entre ellos. Las ventajas también son claras: convertirse en un referente en cierto tema llevará a los clientes directo hacia uno.

Como nada en la vida es blanco o negro, existe un camino intermedio: especializarse en más de un campo. Tener dos o tres «caballitos de batalla» es una buena opción para los que quieren especializarse pero no quieren centrarse en un solo tema. En conclusión, más allá de seguir el camino generalista o el especialista, lo importante es continuar aprendiendo constantemente, ya sea un poco sobre distintos campos o mucho sobre uno.