La historia de un signo que no se traduce: @

A lo largo de la historia, el símbolo @ ha sido utilizado para múltiples fines, aunque nunca antes de su aplicación en informática su uso estuvo tan universalmente extendido. Si en castellano se le dice ‘arroba’, ¿cómo se lo denomina en otras lenguas?

La arroba fue una medida de peso muy usada entre los comerciantes de Europa y Oriente del siglo XVI y representaba la cuarta parte de un quintal, lo que equivale a un peso de entre 11,5 y 13 kilogramos, según la región en la que se la utilizara y proviene de ar-ruba, pronunciación hispana del término árabe rub, “cuarta parte”.

A pesar de las mutaciones del término, nuestro diccionario da cuenta de su origen al indicar que la locución adverbial por arrobas significa abundantemente, sobrada, excesivamente. Su empleo para vincular productos con precios unitarios (en muchos países aún la llaman A comercial) podría explicar su inclusión en las máquinas de escribir aparecidas en Estados Unidos hacia fines del siglo XIX, herencia que recibió el entorno informático.

El 21 de junio de 1971, Ray Tomlinson envió el primer correo electrónico de la historia utilizando el signo en cuestión para separar su nombre de usuario del dominio, aportándole a la dirección de correo electrónico su característica continuidad.

Si desde mediados de los 90 se empezó a recurrir a ella con la misma frecuencia que antaño se hacía uso de las estampillas o los buzones, la red social Twitter inauguró un nuevo capítulo en la historia del signo en cuestión, ya que se lo escogió para indicar que el conjunto de letras que venía a continuación de él representaba el nombre de usuario del titular de una cuenta de dicha plataforma.

No obstante, no todos los idiomas se refieren a él con su nombre histórico. Al igual que en italiano, le llaman caracol en coreano (dalphaengi) y en esperanto (heliko), aunque en el idioma universal también le dicen volvita A, que significa A envuelta. Si bien en hebreo se conoce como shalbul (otra vez caracol), strudel es otro de sus nombres, tanto en ese idioma como en idish. Basta observar el perfil de este característico postre manzana de Europa Central para encontrar un fundamento visual. En este mismo sentido, algunos españoles le dicen ensaimada.

Sin embargo, el reino animal es el más aludido: trompa de elefante o cola de cerdo en danés; cola de gato en finlandés; ratoncito en mandarín; gusano en húngaro y, entre sobrados ejemplos, patito en la tierra del Partenón. Otros curiosos: arenque en adobo en checo, y también alfa encrespada; los rusos le dicen rosa, y A loca para los serbios. Pero es el simio el más elegido para hablar de la arroba en el mundo. En alemán, frisio, holandés y rumano, entre otros, la denominan cola de mono.

Llama la atención el peculiar camino semántico que este signo ha recorrido, fundamentalmente porque se trata de un signo que no se traduce.