Los buenos amigos y las malas influencias

Cualquiera que haya estudiado un segundo idioma en la escuela seguramente recordará las frecuentes advertencias de su docente sobre una de las trampas más comunes de la enseñanza de idiomas: los cognados (o falsos amigos). Se trata de palabras que lucen y suenan parecido en ambos idiomas —estas pueden incluso compartir su etimología— pero tienen distinto significado. Por ejemplo, en inglés, la palabra “inflammable” siempre alude a materiales ignífugos, mientras en el mundo hispano-hablante, la palabra “inflamable” aparece inscripta en el exterior de cada botella de alcohol etílico, cada tanque de gasolina y en cada contenedor de trifluoruro de cloro, la sustancia más inflamable en el planeta. Confundir una con otra puede dar lugar a incidentes desafortunados ya que el significado es el opuesto diametralmente.

Los traductores experimentados están muy al tanto de los cognados, o de los falsos amigos, como les dicen los franceses. Ellos suelen consultar materiales de referencia al traducir documentos técnicos y científicos, y  saben que deben desconfiar de los neologismos y de su aspecto prolijo y morfológicamente sólido.

Pero a veces los falsos amigos no solo son aquellas palabras que lucen parecidas en dos idiomas. A veces los préstamos pueden resultar engañosos.

¿Sabía por ejemplo que los franceses nunca dicen “encore” al final de un espectáculo, cuando desean que la función continúe? Si bien suena perfectamente razonable, ya que la palabra describe algo permanente, remanente o continuo, un francés quedaría perplejo al escucharlo en ese contexto. El uso de “encore” para expresar esta gratitud para con un artista ocurre estrictamente en inglés. Los franceses, en esta situación, en realidad usan una palabra que toman prestada del latín, “bis”, que significa “repetir”.

Existe una curiosa coincidencia en otra palabra, escrita y pronunciada exactamente igual que “bis” también en francés. “Bis” significa “beso”. Lo que también sería una forma sensata de expresar gratitud.

Esta es una situación en la que el primer instinto de un traductor puede terminar engañándolo. Un salón de los espejos de la lingüística.

La tentación de dejar los préstamos intactos es enorme. En la mayoría de las CAT Tools, esta acción se lleva a cabo presionando un botón, o accionando un atajo.

Pero las CAT Tools también ofrecen cierta protección contra estas trampas. Con la misma facilidad con la que copian textos de origen a destino, también despliegan glosarios, bases terminológicas, advertencias, comentarios y referencias en la pantalla. Y tampoco son muy sutiles; estas advertencias usualmente están enmarcadas en vivos colores que el traductor no puede pasar por alto.

Para las empresas que trabajan en una amplia gama de mercados es importante forjar este tipo de recursos. Las memorias de traducción y las bases terminológicas son herramientas poderosas que mantienen a raya los peligros de los cognados. Al usar este tipo de acervos, los traductores siempre cuentan con referencias y advertencias visibles a mano. Los propietarios de estos recursos pueden editarlos para que reflejen sus preferencias, prohíban el uso de ciertos términos e incluso pautar un estilo particular o registro a utilizar.

Parece entonces que los cognados y los préstamos son los amigos “en las buenas” de los traductores, quienes desaparecen ante el primer atisbo de problemas. Sus verdaderos amigos, sus amigos reales y probados, son aquellos que los mantienen en el sendero de las traducciones precisas y correctas: las memorias de traducción y las bases terminológicas. Y si bien en un principio pueden lucir como insufribles sabelotodos electrónicos con sus permanentes correcciones y recordatorios, ellos están aquí para ayudar.