Imágenes versus Idiomas

La frase “una imagen vale más que mil palabras” tiene un creciente protagonismo en las comunicaciones por chat, redes sociales y mensajes instantáneos.

Primero llegaron los emoticones, una combinación de “emotion” (emoción) y “icon” (ícono), que muestran algunos estados de ánimo básicos combinando caracteres como los dos puntos, un guión y un paréntesis 🙂
La típica carita sonriente o triste que refuerza un mensaje. Las caritas pueden estar enojadas >:-( , guiñando un ojo 😉 , con la boca abierta de sorpresa o asombro :-O , fumando :-Q , etc.

Luego llegaron los Emojis, que son directamente dibujos elaborados de caras de hombre, mujer, animales, extraterrestres, diablitos, etc., con todo tipo de gestos que parecen ser el complemento perfecto de las palabras y frases en una conversación virtual. Éstos ofrecen un abanico completo de posibilidades, no solo de caras y figuras humanas, sino también de animales, comida, banderas, medios de transporte, flores… en fin, de todo. Y se pueden combinar unas con otras para lograr transmitir historias, sentimientos y conceptos completos que, si se quisieran comunicar con palabras, llevarían más de un par de líneas.

Mensajes rápidos y directos, con imaginación, humor e ingenio. La nueva forma de expresión del nuevo milenio… ¿o no es tan nuevo este método? Bueno, los cavernícolas contaron sus historias y describieron sus vidas por medio de su arte rupestre sin escribir una palabra. Los egipcios usaron sus ilustraciones y jeroglíficos un par de milenios antes de los teléfonos inteligentes y las tablets. Pero lo que es innegable es que hoy día las imágenes recobraron importancia gracias a la tecnología y a la globalización. Los dibujos son universales y van más allá de las lenguas del mundo.

La gran pregunta es si ahora las imágenes se están volviendo “enemigas” de los idiomas, de la correcta escritura y de la buena dicción y el estilo, tal como muchos acusan a la tecnología y a los mensajes instantáneos. Por ahora textos e imágenes parecen ser buenos amigos, pero todos sabemos lo rápido que puede cambiar el clima en el mundo del lenguaje.