Palabras “incorrectas”

Como todo producto cultural y social, el lenguaje cambia y muta constantemente.  Así como las generaciones más recientes se desconcertarán al ver los primeros “mouse” (¿recuerdan la bola que tenían por debajo?), a nosotros, hoy en día, puede que nos extrañe el comienzo de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha: “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor”.

El lenguaje no es estático: es un organismo vivo que crece y se nutre de forma continua.  Sin embargo, ¿cuándo es correcto utilizar una palabra “nueva” y no la “oficial”?  Para quienes traducimos, el Diccionario de la Real Academia Española constituye uno de los libros de consulta más importantes.  Por lo general, si cierta palabra no se encuentra dentro de este diccionario, no se debe utilizar.  Pero, con el paso del tiempo, cada vez es más frecuente el uso cotidiano de palabras “incorrectas”.  Surge, entonces, la interrogante: ¿Cuándo es una palabra “incorrecta” o “correcta”?

Por ejemplo, en el primer párrafo de este texto podemos encontrar la palabra “mouse”.  Para la Real Academia, este término no existe: la forma adecuada de decir “mouse” sería “ratón”.  No obstante, si traducimos “mouse” por “ratón” es muy posible que una gran cantidad de personas, en las regiones donde se emplea más el anglicismo que la palabra en español, no comprendan a qué nos referimos o que les resulte confuso.  Si conocen el idioma inglés, puede que crean que se realizó una traducción demasiado literal, y, si en cambio desconocen el idioma, puede que el texto resulte ininteligible o, peor aún, chistoso.

Recientemente  leí que la Real Academia había incorporado a su diccionario los siguientes términos: cederrón (CD-ROM), almóndiga (albóndiga), toballa (toalla) y murciégalo (murciélago), entre otros.  Todos estos vocablos son claros ejemplos de que una palabra “incorrecta”, a raíz del uso constante, puede acabar siendo “correcta”.  Sin embargo, siempre resulta difícil, al traducir, tomar la decisión de utilizar una palabra que no se encuentre en el diccionario.  ¿Ustedes qué opinan?  ¿Qué palabras “incorrectas” emplean en sus traducciones?